lunes, 15 de febrero de 2016

Montevideo es Carnaval

Me gusta buscar en la etimología de las palabras su sentido original. Carnaval es una palabra derivada del latín carne levare y significa quitar la carne. Aunque más certero suena su sinónimo Carnestolenda del latín caro (carne) tollendus (que se ha de quitar) ya que son los tres días previos al Miércoles de Ceniza  que, para la religión católica, da inicio a la Cuaresma: un tiempo de recogimiento y ayuno en memoria de los cuarenta días que Jesús ayunó en el desierto y que culminan el domingo de Pascua.

Es un ritual de liberación en el que el pueblo se permite festejar y cuestionar las instituciones de poder. Antes de que se les quite la carne, antes que todo vuelva a ser como siempre ha sido, antes que el ciclo de la civilización vuelva a comenzar, quedan en un espacio sin tiempo los días paganos del carnaval.

Y qué mejor que una ciudad sin tiempo para celebrarlo. El ritmo de Montevideo, Capital Iberoamericana del Carnaval,  es el de una pausa dulce. Una urbe sin ansiedades que da una bocanada de alivio al trajín cotidiano. Será por eso que su carnaval es el más largo del mundo: un encuentro eterno entre los hermanos, las culturas y las voces populares.


Vista de Montevideo desde la Torre de la Intendencia.

Son días de autenticidad, que entre atuendos coloridos y burlas a lo establecido encuentran sitio donde convertir las penas en alegrías contagiando el brillo en las miradas. Desde el desfile inaugural el último jueves de enero en la avenida 18 de Julio hasta el cierre del Concurso de Agrupaciones Carnavalescas en el Teatro de Verano a fines de febrero, la ciudad se viste de murgas, parodistas, humoristas, revistas y comparsas de negros y lubolos por los tablados barriales. El carnaval vende más entradas que cualquier otro espectáculo en todo el año, incluyendo el fútbol.


Público en el Tablado del Museo del Carnaval 
www.museodelcarnaval.org

Pero quizás lo más trascendente de este festejo sea su carácter intercultural. Tradiciones europeas, africanas y criollas conviven, se interpelan y enriquecen conformando una tradición única en el mundo, constituyendo parte indispensable de la identidad nacional. La Murga y el Candombe (declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO) son parte de las manifestaciones culturales más importantes del Uruguay. Ambos ritmos encuentran sus raíces del otro lado del océano.


Murga Don Timoteo
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La murga se originó en el Carnaval de Cádiz, en España. En 1906 un grupo de actores y cantantes andaluces llamado “La Gaditana” llegó a Uruguay para presentar una obra de teatro dirigida por Diego Muñoz. Tras el fracaso de la misma, y sin dinero para regresar al viejo continente, los integrantes de la compañía salieron por las calles de Montevideo cantando coplas de las murgas de Cádiz que resultaron un éxito entre los públicos callejeros. Desde ese entonces hasta hoy, la murga conformará parte indiscutible del patrimonio cultural uruguayo.
Se trata de una manifestación dramático-musical polifónica. Está integrada por 13 cantantes, un director, y la batería de murga compuesta por un bombo, un platillo y un redoblante. Hasta hace poco tiempo el coro era integrado sólo por hombres, aunque en la actualidad son varias las murgas en las que participan voces femeninas. La actuación se estructura en tres partes: la presentación, el cuplé y la retirada. A diferencia de otras murgas, la uruguaya no está pensada para desfilar sino para desarrollarse sobre un escenario. Su repertorio gira en torno a las sátiras políticas, la ridiculización de modas y costumbres, el fútbol y los avatares de la vida cotidiana, como así también el mismo carnaval, sus personajes y su carácter cíclico.  La caracteriza el uso de la contrafacta, es decir, la utilización de una melodía popular a la cual se le crea un texto diferente al original, usualmente de tono picaresco.
Los directores de frac, levita y zapatillas marcan, al ritmo de la “marcha camión”, el son al resto de los integrantes. Con la cara pintada, vistosos trajes y una gestualidad sin comparación, los murgueros parodian la vida, enalteciendo lo cotidiano. Son esos personajes de ensueño en los que logramos al mismo tiempo reconocernos y extrañarnos.


Murga Cayó la Cabra
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El candombe, por su parte, tuvo sus raíces dentro de las comunidades de esclavos africanos llegados al Uruguay en la época de la colonia como principal medio de comunicación, danza y religión. Se desarrolló en Montevideo, principalmente en los barrios cercanos al puerto (Barrio Sur y Palermo) durante el S XIX entre las calles y los conventillos. Es un ritmo propiamente rioplatense que junto con el tango y la milonga forman una triada inseparable.
Hoy en día el candombe uruguayo se toca con tres tambores (chico, repique y piano) que se acompañan danzando con los pies pegados al suelo deslizándose en pasos cortos. El primer jueves y viernes de febrero se realiza el Desfile de Llamadas, en el que 40 comparsas de negros y lubolos transitan a lo largo de la Calle Isla de Flores llevando con ellos banderas y estandartes, lunas, estrellas y medialunas que hacen referencia al Islam (religión principal de los esclavos africanos antes de ser traídos a estas tierras). Al cuerpo de baile le sigue el gramillero, el integrante más viejo de la comparsa, representando al brujo o curandero de las antiguas tribus. La vedette, los escoberos y las mamás viejas dejan en la retaguardia a los tamborileros, quienes marcan el pulso del desfile. El candombe sigue siendo un instrumento de resistencia entre las clases populares, un impulso de vida, un camino a través del cual atravesar las dificultades socioculturales, recuperando la alegría a través de la música y la danza.


Niño y su tamboril en Ciudad Vieja

Este año tuve la oportunidad de vivir por segunda vez el carnaval, y debo admitir que me es difícil hacer justicia a mis sentimientos utilizando solo la palabra. Una noche en el tablado es sumergirse en un mundo tan real como fantástico. Es la emoción que recorre cada poro de la piel erizada ante el estrépito del glorioso cantar de los murgueros que llena todos los silencios y nos deja sin aliento. Es una fiesta popular por excelencia, expresión de la auténtica   historia e identidad de una nación que,  como escuche decir, es tan pequeña en territorio y población que sorprende hasta dónde es capaz de llegar a fuerza de su gran corazón.


Murga Cayó la Cabra


“Porque a la luz de un farol, amarilla
o en una noche de luna plateada
con la guitarra más pobre y sencilla
se oyen historias jamás contadas
Todos tenemos un cuento, para reír y llorar
somos payasos que el viento trajo a la orilla del mar”

Fragmento de “Gente Común” - Agarrate Catalina.