jueves, 5 de noviembre de 2015

Tomemos la palabra

Hoy todos podemos hacer público nuestro pensar y sentir a través de esta poderosa herramienta de comunicación que es la internet.
Tenemos el mundo al alcance de nuestra mano, pero ¿sabemos qué hacemos por él?

La velocidad intempestiva con la que transitan los mensajes virtuales me hace sospechar que no siempre somos conscientes de lo que estamos expresando con nuestras publicaciones.
Es importante detenerse un momento a pensar: ¿Qué mensaje estoy transmitiendo?
Es bueno evaluar si estamos siendo genuinos o si repetimos argumentos ajenos como si fueran propios. Es necesario pausar la marcha,  observarse y preguntarse ¿en qué creo? Cuál es mi profunda verdad, mi esencia, y por qué es necesario compartirla con el resto del mundo.

Celebro este momento de la cultura en que el acceso a distintas corrientes de pensamiento se encuentra a un click de distancia. Hoy en día, tenemos la posibilidad de conocer personas que desde diferentes partes del mundo se sientan frente a sus computadoras y sienten que tienen algo importante que decir. Comparten sus experiencias, porque tal vez del otro lado de la pantalla alguien está viviendo algo parecido o siente las mismas ansias de hablar sobre otras cosas, de compartir otros caminos, de conocer que hay más allá de lo que viene dado.

Qué y cómo nos comunicamos es importante ya que a través de nuestras palabras podemos generar violencia, odio y terror, pero también tenemos la capacidad de sembrar amor, confianza, certeza y alivio. Hay palabras que son mágicas. No es necesario que sean miles, tal vez sea una, la justa, esa que llega a tiempo cuando estás listo para escucharla.
Hoy tenemos la posibilidad de expresarnos y de llegar a públicos insospechados, usemos esta increíble herramienta para llevar un mensaje que sume y no reste, que colabore a la unidad.

En lo personal, siento un profundo convencimiento de que el arte debe ser un actor transformador de la realidad, y me parece interesante el uso de las redes sociales para viralizar contenidos que lo demuestren.
A través de la poesía y la metáfora, es el mensaje quien llega al público tocando las fibras más íntimas, sin necesidad de grandes argumentos, manifestándose al alma sin intermediarios como  esa llama que no podemos describir con palabras.
No tiene comprobación, método ni receta. No es en la racionalidad. El que más sabe de arte no es quien más lo estudió, sino aquel que abre su corazón y logra conmoverse de manera genuina ante un acto sencillo pero lleno de sentido.

El mundo contemporáneo está preparado para que  tomemos las riendas de nuestro propósito, está en nuestras manos la posibilidad de generar conciencia, ser actores y partícipes del cambio social, fomentar la solidaridad, la humildad, el compromiso, el respeto a la diversidad, pero no desde una mirada altruista sino con la sincera convicción de sabernos parte de un mismo universo.
Es el momento de formar equipo, tender redes, forjar nuevas ideas y ponerlas a trabajar hacia un fin común. Es en la orquesta del trabajo conjunto donde todos aportamos esa pieza indispensable que logra la más bella melodía.


Recomiendo seguir las publicaciones de 
 http://www.eluniversodelosencillo.com/
de Pablo Arribas

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